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Instituto de Diversidad y Ecología Animal (IDEA CONICET UNC)

Espías de arañas


Muchas personas somos fanáticas de mirar documentales sobre animales salvajes. Nuestra capacidad de asombro solo se ve saciada al espiar los secretos mejores guardados por la naturaleza, como la estrategia de caza en jauría de los lobos, el reemplazo constante que hacen los tiburones de sus filosos dientes, la comunicación entre las abejas que encuentran unas lindas flores rebosantes de néctar y sus compañeras, la forma en la que ciertos gusanos parasitoides vuelven zombis a sus insectos hospedadores, o cómo los pulpos logran despistar a sus predadores. Pero hay ciertos fans que vamos por más y nos encanta indagar sobre la intimidad de los animales. Bueno, yo me ubico en este último grupo e hice de mi curiosidad, ¡mi trabajo! ¿Qué cómo lo hago? Preparate un matecito que te cuento sobre la fascinante forma en la que se reproducen las arañas.

En la diversidad reproductiva está el gusto

La reproducción es un proceso clave para todo ser vivo, ya que aumenta las chances de supervivencia de la especie: si hay nuevas generaciones de crías, habrá más probabilidades de que esas crías tengan más crías en el futuro, y así sucesivamente. En ese trajín de perpetuar la especie los animales desarrollan estrategias muy diferentes para lograrlo. Algunos crean copias de sí mismos (clones genéticamente idénticos); otros portan óvulos y espermatozoides simultáneamente 28 y actúan como hembras o machos según la ocasión (los hermafroditas); otros tantos necesitan encontrarse con el sexo opuesto para copular; algunos también intercalan cópulas con otros individuos con alguna estrategia de auto- reproducción (sí, leíste bien, ¡se fecundan a sí mismos!), e incluso otros no dependen de un espermatozoide para fecundar el óvulo (si querés conocer un ejemplo autóctono que se reproduce así, por partenogénesis, no te pierdas el fotorreportaje de Tityus carrilloi).

Pero, ¿y las arañas? ¿alguna vez te preguntaste cómo se reproducen las arañas? ¿necesitarán encontrarse, cortejarse y gustarse como nosotros? ¿serán monógamas o tendrán muchas parejas? ¿quién cuidará a los retoños? Seguí leyendo que te cuento.

El clásico: ¿para qué sirve?

Como ya dijimos arriba, la reproducción es fundamental para que una especie sobreviva a través de las generaciones, por lo que es esencial conocer sus requisitos de apareamiento. Pero entonces, ¿solo deberíamos estudiar a las especies que nos provean de algún beneficio o utilidad? Bueno, ¡aquí les doy la bienvenida a uno de los debates más caldeados de la historia de la ciencia! En verdad, el estudio de la reproducción de las especies bien puede estar abordado desde la ciencia aplicada, que es justamente aquella que aplica el conocimiento científico a necesidades humanas y/o al desarrollo de tecnología. Pero también puede ser abordado desde la ciencia básica o fundamental, que es aquella que busca generar conocimiento simplemente porque el conocimiento en sí mismo ya es muy valioso. Luego, este conocimiento desinteresado puede ser aprovechado por la ciencia aplicada, utilizándose para preservar la biodiversidad, conservando especies que se encuentren en peligro de extinción, o puede simplemente hacer un poco más feliz a aquellos que admiramos la naturaleza. Y, además, vamos a decir la verdad, ¡¿quién no quiere ser la primera persona en observar cómo se reproduce una especie y contárselo al mundo entero?!

Sexo en ocho patas

Antes de adentrarnos en la metodología, o el acto en sí mismo, es necesario que repasemos cuestiones básicas de la biología reproductiva de las arañas. En primer lugar, es importante que sepamos que el cuerpo de una araña consta de dos partes principales: una anterior -el cefalotórax o prosoma-, y una posterior -el abdomen u opistosoma- 3o pata unidas por un tallo llamado pedicelo. Es esta configuración la que les da a las arañas su característica forma de “8”.

En el prosoma o parte anterior se ubican los ojos (la cantidad varía con la especie, pero en muchos casos son 8), un par de quelíceros (o colmillos), un par de patas cortas con mucha sensibilidad 4o pata conocidas como pedipalpos, y cuatro pares de patas caminadoras. Si vos también creías que las arañas tenían 10 patas, tiene una razón de ser. Y es que en los juveniles y hembras estos pedipalpos se asemejan a las patas, pero en las arañas macho adultas, los pedipalpos se transforman en órganos copuladores, una característica extraordinaria que no se encuentra en ningún otro artrópodo.

En el abdomen encontramos todos los sistemas (digestivo, circulatorio, respiratorio, excretor, productor de seda) y también el reproductivo. Los órganos sexuales -los testículos y ovarios– son pares y se encuentran dentro del abdomen. Las células reproductoras (los espermatozoides y los ovocitos) salen al exterior en ambos sexos a través de un orificio genital.

Estos órganos sexuales son más complejos en las hembras, que también tienen un lugar especial de almacenamiento de esperma: las espermatecas (una suerte de biblioteca de esperma). Los machos, tan pronto como mudan a adultos, tejen una tela especial sobre la cual depositan una gota de esperma que luego será absorbida por ambos pedipalpos usándolos como si fuesen jeringas. Otra peculiaridad de este grupo es que sus espermatozoides están cubiertos por una cápsula y son inmóviles.

Las arañas tienen siempre sexos separados y, en general, las hembras son más grandes que los machos. Una vez que los pedipalpos de los machos están llenos de esperma, usualmente son ellos quienes empiezan a deambular en busca de hembras. Durante los encuentros con ellas son bastante cautelosos al acercarse porque siempre corren el riesgo de ser tratados como presa. Por ello, las arañas han desarrollado cortejos especiales y complejos, que incluyen la emisión y recepción de señales visuales, vibratorias, táctiles, y químicas que suele preceder al apareamiento. Sin embargo, la creencia común de que los machos de las arañas son devorados por las hembras durante o después de la cópula es cierta sólo para unas pocas especies. En la mayoría de los casos, el macho se retira rápidamente después de la cópula. Las hembras suelen vivir más tiempo que ellos porque aún deben poner huevos y, en algunas especies, cuidar de sus crías en desarrollo.

La previa

Para registrar el apareamiento de una araña primero debemos elegir una especie. En mi caso tiene nombre y apellido: Allocosa senex -también conocida como la araña blanca de la arena- y habita las costas arenosas de ríos, lagos, y el océano Atlántico de Argentina, Uruguay y Brasil. En Córdoba la podemos encontrar en las playas de nuestros hermosos ríos (¡qué lujito!).

Luego nos tomaremos un buen rato para observar en qué época del año las encontramos, en qué horarios están más activas y cuál sexo es el que más vemos en el campo. En el caso de nuestra araña blanca de la arena, ésta se encuentra activa principalmente durante las noches cálidas entre octubre y marzo, pudiendo encontrar más hembras que machos caminando por ahí. Con toda esta información en mente -o mejor aún, escrita en un cuaderno para que no se nos olviden detalles- tendremos que conseguir un macho y una hembra. Lo ideal es trabajar con individuos que no tengan ninguna experiencia reproductiva previa, es decir, que sean vírgenes. Pero ¿cómo saber si una araña es virgen o no? Bueno, la realidad es que no tenemos cómo saberlo ya siendo adultas, pero podemos colectar juveniles próximos a su muda final a adultos (¡Si! Las arañas mudan numerosas veces su piel hasta llegar a adultas, tal como los insectos), llevarlos al laboratorio, acondicionarles una especie de habitación privada que reúna las características de su hábitat, alimentarlos y criarlos con mucha paciencia y respeto hasta que muden a la adultez. Una vez que tenemos las hembras y machos vírgenes, armaremos un terrario y lo acondicionaremos, otra vez, tratando de imitar lo mejor posible el ambiente en el que nuestra especie habita (para ello hay que observar muy bien el entorno durante la colecta). Por ejemplo: si son arañas de tela, el terrario tendrá poco sustrato y le daremos más importancia a proveerles ciertas estructuras para que ellas puedan tejer: desde ramas de la planta donde las hemos colectado, hasta un marco hecho con papel, plástico o madera.

De ser una araña errante o caminadora, tendrá el sustrato, así como troncos y piedras del sitio de colecta. En caso de ser una araña cavadora, debemos proveerle mayor cantidad de sustrato que debe ser tomado del mismo lugar donde colectamos a nuestra especie. Los machos de la especie A. senex, por ejemplo, construyen cuevas profundas en la arena (de hasta 15 cm de largo) para refugiarse durante el día y el invierno; mientras que las hembras construyen unas muy pequeñas. Lo siguiente será volver a nuestras anotaciones y revisar si los horarios de mayor actividad son diurnos o nocturnos, ya que en este último caso debemos observar (o filmar nuestro propio documental) los encuentros en total oscuridad o iluminados con luz roja, dado que las arañas tienen pigmentos visuales solo para los colores azul, verde, naranja y rayos UV. Estos últimos son útiles para detectar otras arañas o sus telas, dado que muchas especies reflejan los rayos UV.

Vamos a lo jugoso del tema

¡Llegó el momento de la observación! Aquí, si no tenemos certeza de cuál es el sexo más activo en campo, se pueden introducir ambos sexos al mismo tiempo. Pero de tener registros previos, lo ideal es introducir al sexo menos activo unas horas antes y luego al sexo más activo, quien será probablemente quien se movilice para encontrar pareja. En el caso de la araña blanca de la arena, ésta tiene un comportamiento bastante poco común entre las arañas: aquí son las hembras quienes buscan a sus parejas y comienzan el cortejo. Por lo que el primero en ser introducido en el terrario es el macho. Además, lo dejamos allí 48 hs. en soledad para que pueda construir su cueva, ya que el apareamiento ocurrirá allí dentro. Tenemos la suerte, además, que en general estos animalitos son muy inteligentes y hacen su cueva contra las paredes del terrario para ahorrarse trabajo. Por lo que, si utilizamos un recipiente con paredes de vidrio, podremos observar todo lo que ocurre allí dentro. Durante la cópula, el macho introduce sus pedipalpos en la abertura genital de la hembra y deposita el esperma.

Pequeña advertencia

A veces se requieren numerosos intentos para que nuestros ojos puedan maravillarse con una cópula arácnida, por lo que probablemente debamos armarnos de mucha paciencia. Pero, créanme, que las cosas lindas y únicas de la naturaleza merecen la espera… ¡y los intentos!

La curiosa rebeldía de la araña blanca de la arena

Como ya habrán notado, la araña blanca de la arena es bastante rebelde: no solo las hembras son quienes salen a buscar pareja y cortejan al macho, sino que además los machos son más grandes que ellas. Ambos sexos son muy exigentes a la hora de decidir si aparearse o no. Por un lado, las hembras prefieren aparearse con machos que ofrecen cuevas más profundas, ya que una vez que la cópula termina él le deja su casa como regalo para que ella ponga sus huevos allí. Los machos, por el otro lado, elegirán hembras más corpulentas (porque con ellas pueden tener más crías) y que no hayan tenido ninguna pareja previa. Incluso, pueden canibalizarlas cuando no les convencen (sí, leyeron bien, comérselas). Hace poco descubrimos que los machos pueden modificar su comportamiento dependiendo de la situación: si se cruzan con una cueva donde hay una hembra que ya ha copulado con otra pareja, comienzan el cortejo. Si en ese momento la hembra se muestra receptiva para aparearse, también ella modifica su comportamiento y lo invita al macho a pasar a su hogar. Pero, ¿no habíamos dicho que los machos prefieren copular con hembras vírgenes? Sí, ellos tienen esa preferencia cuando lo que está en juego es la donación de su valiosa cueva. Pero cuando la hembra ya tiene una cueva que le ha regalado otro macho, parece que no hay problema alguno. A su vez, si bien la hembra exige a sus parejas cuevas profundas, una vez que ya la tiene, parece disminuir sus pretensiones de apareamiento, lo que resultaría en camadas de crías de al menos dos padres diferentes.

Soy malafama, pero tengo solución

Las arañas -así como los escorpiones o las víboras- son animales que han sido históricamente y erróneamente asociados con la maldad. Aparentemente el hecho de tener muchas patas, muchos ojos, pelos, lengua bífida o veneno son condiciones necesarias para que el mundo humano te invente una mala reputación. Pero esa es una idea muy equivocada e injusta también. Estos animales, además de tener comportamientos maravillosos para reproducirse, son predadores destacados de insectos y, a veces, hasta de pequeños vertebrados. Preservar la vida de las arañas implica controlar de cierta manera que los insectos o roedores que conviven con nosotros no se transformen en plagas. Y, muy importante, ¡que los mosquitos te dejen dormir en paz en las noches de verano! Además, las arañas se consideran muy buenos modelos para estudiar el comportamiento sexual debido a que es un grupo muy numeroso en especies y también muy diverso. Encontrándose distribuidas por todo el mundo, han conquistado todos los entornos ecológicos, y cada una de esas especies presentan variadas y muchas veces llamativas estrategias reproductivas. Y probablemente ¡muchas de ellas todavía están esperando a que un par de ojos curiosos las descubran! Recordá que solo porque algo es extraño o diferente a lo que nos enseñaron que es bello no significa que no sea valioso y digno de admiración, ni mucho menos que merezca nuestro pisotón. Si hay algo que me enseñaron las arañas (más allá de cómo se comportan cuando se aparean), fue que hay que dejarse sorprender por la diversidad de nuestra naturaleza.

Bibliografía

  • Aisenberg, A. (2014). Adventurous females and demanding males: sex role reversal in a neotropical spider. In Sexual Selection: Perspectives and Models from the Neotropics. Elsevier, USA, pp. 163–182
  • Bollatti, F., Simian, C., Peretti, A. V., Aisenberg, A. (2022). Challenging monogamy in a spider with nontraditional sexual behavior. Scientific Reports, 12, 5948.
  • Foelix, R. F. (2011). Biology of spiders. Oxford University Press.

Fedra Bollatti. Soy Bióloga y Doctora en Biología. Desde niña tengo fascinación por los animales, pero siempre les temí a las arañas. Por suerte la curiosidad venció al miedo, y en una materia de la facultad descubrí lo maravillosos que son estos animales. También adoro estar con mis dos gatitos, bailar y viajar.